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viernes, 16 de mayo de 2014
jueves, 20 de junio de 2013
13/06/2013 Gorka Maneiro. Intervención en Parlamento Vasco
Brillante.
lunes, 1 de octubre de 2012
Pérez - Reverte: La Juez, el Fiscal y el Gorrinín
La Juez, el Fiscal y el Gorrinín.
XLSemanal 10/09/2012
Parece el título de una película italiana de los años 50, de las de Dino Risi o Vittorio de Sica; pero a diferencia de aquéllas, ésta no tiene puñetera gracia. O sí, según se mire. Para reírte un rato, con desesperación, de este país de payasos. En cualquier caso, situémonos: Galapagar, sierra de Madrid, hace un par de semanas. Protagonista involuntario, un picoleto que en coche oficial verde y blanco, con pirulo y rótulo de Picolandia, transporta a su domicilio a una mujer maltratada. Después se acerca a un estanco a comprar tabaco. A los veinte pasos oye un ruido a su espalda, se vuelve y ve a dos pavos que han roto un cristal del coche y están desvalijándolo por la cara. Echa a correr hacia ellos, y los artistas se abren a toda leche llevándose el gepeese del coche y la cartera del agente con su deneí, su carnet de cigüeño, sus tarjetas de crédito y su permiso de conducir, que tenía en la guantera. El guardia llama por radio a los colegas. Galapagar es un pueblo pequeño, y un par de picos se ponen a buscar a los malos. Empieza la caza del hombre.
Ahora vamos con los malandros. Un español y un moro. El español, conocido en el pueblo como delincuente habitual de toda la vida, tiene 35 tacos, y para que se hagan ustedes idea de la calaña del hijoputa, responde al elegante apodo de Gorrinín: treinta detenciones entre 1997 y 2001, seis durante 2010 y ocho desde enero de este año, fecha de su última salida del talego. O sea, 44 coloquetas en cinco años y sigue en la calle. Entra por una puerta y sale por otra. Para entendernos: una típica criatura maltratada por la injusta sociedad moderna. El consorte también es criatura maltratada típica: se llama Jalil, y según me cuenta un amiguete de confianza que tengo próximo al juzgado local, «no es muy listo, así que mayormente el otro lo lleva para que se coma los marrones, porque como es moro lo sueltan en seguida». El caso es que los dos colegas, tras desparramar el coche y largarse con el botín, están echándole un vistazo a la cartera del picoleto cuando antes de tres minutos de reloj les caen encima los colegas del damnificado. Alto a la Guardia Civil y todo eso. Fin del segundo acto.
Cacheo de rigor. Contra la pared, brazos y piernas separadas. Y cuando están en ello, y uno de los guardias va a registrar al Gorrinín, éste se revuelve de pronto, saca una navaja y le pega al representante de la injusta sociedad que lo maltrata una mojada que, de no apartarse a tiempo el picolino, lo pone mirando a Triana. Pero sólo le alcanza un tajo en el brazo izquierdo -que necesitará seis puntos de sutura en el centro de salud del pueblo-. Los dos se agarran y caen al suelo, el Gorrinín pegando navajazos y el cigüeño ensangrentado, procurando no llevárselos él. Al final vence la ley y el orden, como se veía venir, y al Gorrinín y al Jalil se los llevan esposados al cuartelillo. Diligencias, etc. Al rato, él y el consorte están en el vecino juzgado de Collado Villalba. Y allí empieza el cuarto acto del sainete, que es mi favorito.
El fiscal debe de estar muy ocupado, porque no aparece por ninguna parte. Y como no hay fiscal que fiscalice, la juez de guardia, conforme a lo previsto en el artículo 505.4 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, ordena la inmediata puesta en libertad del Gorrinín y su colega. Sin fianza. Eso sí, con la seria advertencia -a uno que lleva ocho detenciones por robo y lesiones en lo que va de año- de que se presente cada quince días en el juzgado. So pena, si incumple, de afearle seriamente la conducta. Así que al Gorrinín le quitan las esposas y le señalan la salida: puerta, camino y El Viti. Y el ciudadano, con la contrición y pesadumbre que son de suponer, se dirige hacia ella; no sin antes detenerse en la puerta, dirigir una pedorreta a los funcionarios del juzgado y a los guardias que están allí, y anunciar literalmente: «Soy el amo de Galapagar, y no podéis hacerme nada. Ya veréis. Os vais a cagar». Y luego, rascarse los huevos, encender un pitillo e irse a tomar unas cañas.
Ahora hagan ustedes, porfa, el bonito ejercicio de imaginar que al picolo del navajazo se le hubiera ocurrido sacar el fusko durante la pajarraca. Y que en el forcejeo se le hubiera escapado un tiro. O que, por impulso propio del instinto de supervivencia, se lo hubiera pegado a propósito al malo entre ceja y ceja, tras el primer navajazo. Calculen los titulares: respuesta desproporcionada, brutalidad picoleta, fascismo guarro, etcétera. Y los telediarios abriendo con nombre, apellidos, domicilio y foto de primera comunión del guardia. Que podía darse por bien jodido, el infeliz. Iban a salirle fiscales localizables y jueces rigurosos hasta de debajo de las piedras.
XLSemanal 10/09/2012
Parece el título de una película italiana de los años 50, de las de Dino Risi o Vittorio de Sica; pero a diferencia de aquéllas, ésta no tiene puñetera gracia. O sí, según se mire. Para reírte un rato, con desesperación, de este país de payasos. En cualquier caso, situémonos: Galapagar, sierra de Madrid, hace un par de semanas. Protagonista involuntario, un picoleto que en coche oficial verde y blanco, con pirulo y rótulo de Picolandia, transporta a su domicilio a una mujer maltratada. Después se acerca a un estanco a comprar tabaco. A los veinte pasos oye un ruido a su espalda, se vuelve y ve a dos pavos que han roto un cristal del coche y están desvalijándolo por la cara. Echa a correr hacia ellos, y los artistas se abren a toda leche llevándose el gepeese del coche y la cartera del agente con su deneí, su carnet de cigüeño, sus tarjetas de crédito y su permiso de conducir, que tenía en la guantera. El guardia llama por radio a los colegas. Galapagar es un pueblo pequeño, y un par de picos se ponen a buscar a los malos. Empieza la caza del hombre.
Ahora vamos con los malandros. Un español y un moro. El español, conocido en el pueblo como delincuente habitual de toda la vida, tiene 35 tacos, y para que se hagan ustedes idea de la calaña del hijoputa, responde al elegante apodo de Gorrinín: treinta detenciones entre 1997 y 2001, seis durante 2010 y ocho desde enero de este año, fecha de su última salida del talego. O sea, 44 coloquetas en cinco años y sigue en la calle. Entra por una puerta y sale por otra. Para entendernos: una típica criatura maltratada por la injusta sociedad moderna. El consorte también es criatura maltratada típica: se llama Jalil, y según me cuenta un amiguete de confianza que tengo próximo al juzgado local, «no es muy listo, así que mayormente el otro lo lleva para que se coma los marrones, porque como es moro lo sueltan en seguida». El caso es que los dos colegas, tras desparramar el coche y largarse con el botín, están echándole un vistazo a la cartera del picoleto cuando antes de tres minutos de reloj les caen encima los colegas del damnificado. Alto a la Guardia Civil y todo eso. Fin del segundo acto.
Cacheo de rigor. Contra la pared, brazos y piernas separadas. Y cuando están en ello, y uno de los guardias va a registrar al Gorrinín, éste se revuelve de pronto, saca una navaja y le pega al representante de la injusta sociedad que lo maltrata una mojada que, de no apartarse a tiempo el picolino, lo pone mirando a Triana. Pero sólo le alcanza un tajo en el brazo izquierdo -que necesitará seis puntos de sutura en el centro de salud del pueblo-. Los dos se agarran y caen al suelo, el Gorrinín pegando navajazos y el cigüeño ensangrentado, procurando no llevárselos él. Al final vence la ley y el orden, como se veía venir, y al Gorrinín y al Jalil se los llevan esposados al cuartelillo. Diligencias, etc. Al rato, él y el consorte están en el vecino juzgado de Collado Villalba. Y allí empieza el cuarto acto del sainete, que es mi favorito.
El fiscal debe de estar muy ocupado, porque no aparece por ninguna parte. Y como no hay fiscal que fiscalice, la juez de guardia, conforme a lo previsto en el artículo 505.4 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, ordena la inmediata puesta en libertad del Gorrinín y su colega. Sin fianza. Eso sí, con la seria advertencia -a uno que lleva ocho detenciones por robo y lesiones en lo que va de año- de que se presente cada quince días en el juzgado. So pena, si incumple, de afearle seriamente la conducta. Así que al Gorrinín le quitan las esposas y le señalan la salida: puerta, camino y El Viti. Y el ciudadano, con la contrición y pesadumbre que son de suponer, se dirige hacia ella; no sin antes detenerse en la puerta, dirigir una pedorreta a los funcionarios del juzgado y a los guardias que están allí, y anunciar literalmente: «Soy el amo de Galapagar, y no podéis hacerme nada. Ya veréis. Os vais a cagar». Y luego, rascarse los huevos, encender un pitillo e irse a tomar unas cañas.
Ahora hagan ustedes, porfa, el bonito ejercicio de imaginar que al picolo del navajazo se le hubiera ocurrido sacar el fusko durante la pajarraca. Y que en el forcejeo se le hubiera escapado un tiro. O que, por impulso propio del instinto de supervivencia, se lo hubiera pegado a propósito al malo entre ceja y ceja, tras el primer navajazo. Calculen los titulares: respuesta desproporcionada, brutalidad picoleta, fascismo guarro, etcétera. Y los telediarios abriendo con nombre, apellidos, domicilio y foto de primera comunión del guardia. Que podía darse por bien jodido, el infeliz. Iban a salirle fiscales localizables y jueces rigurosos hasta de debajo de las piedras.
miércoles, 8 de agosto de 2012
Sánchez Gordillo e IU, los Robin Hood demagogos...
Sánchez Gordillo, IU y ciertos sindicatos asaltan un Mercadona, empujando y avasallando a una cajera (que no debe ser de esos trabajadores de los que se les llena la boca al hablar).
Dicen que para los pobres, dicen que es justo, dicen -encima- que lo harán de nuevo.
Sánchez Gordillo, como alcalde y parlamentario, IU, como supuesto partido democrático y los sindicatos... bueno, para los sindicatos no tengo ya palabras, son unos DELINCUENTES. No me vale que digan que los bancos roban, que los mercados son horribles o que hay muchos delincuentes de guante blanco. Todo eso puede ser cierto, pero no justifica un ASALTO. Un delito, un robo con violencia e intimidación. Claro, Gordillo es parlamentario (inmunidad sólo reversible por suplicatorio, que no solicitarán. Cayo Lara y Gaspar Llamazares ya le han dado su apoyo) e IU es un partido político requetesubvencionado, como todos. No pasará nada, por eso lo hacen. Demagogos avasalladores y abusones. Lo peor de la extrema derecha e izquierda. Falsos y LA-DRO-NES
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sábado, 30 de junio de 2012
lunes, 18 de junio de 2012
martes, 12 de junio de 2012
martes, 5 de junio de 2012
lunes, 28 de mayo de 2012
lunes, 21 de mayo de 2012
lunes, 7 de mayo de 2012
sábado, 5 de mayo de 2012
jueves, 15 de marzo de 2012
miércoles, 29 de febrero de 2012
TÉCNICAS DE MANIPULACIÓN
Una vez leído... ¿No os suena todo mucho a estos tiempos que corren...?
Noam Chomsky y las 10 Estrategias de Manipulación Mediática
El lingüista Noam Chomsky elaboró la lista de las “10 Estrategias de Manipulación” a través
de los medios.
6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión.
Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro
emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…
7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad.
Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más
pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposible de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.
8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad.
Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…
9. Reforzar la autoculpabilidad.
Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se auto desvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!
10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen.
En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente
brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídos y utilizados por las élites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.
“Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a
mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando.
Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento.
Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror. Haga circular esta
información”.
Rodolfo Walsh
Noam Chomsky y las 10 Estrategias de Manipulación Mediática
El lingüista Noam Chomsky elaboró la lista de las “10 Estrategias de Manipulación” a través
de los medios.
1. La estrategia de la distracción
El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. ”Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales (cita del texto ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.
2. Crear problemas y después ofrecer soluciones.
Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u
organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.
3. La estrategia de la gradualidad. Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.
4. La estrategia de diferir.
Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el
momento.
5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad.
La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)
6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión.
Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro
emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…
7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad.
Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más
pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposible de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.
8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad.
Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…
9. Reforzar la autoculpabilidad.
Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se auto desvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!
10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen.
En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente
brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídos y utilizados por las élites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.
“Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a
mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando.
Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento.
Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror. Haga circular esta
información”.
Rodolfo Walsh
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Técnicas de manipulación
domingo, 15 de enero de 2012
Perdonad por algunos cambios...
Lamento el cambio en el blog. Estoy realizando algunos nuevos ajustes y han desaparecido algunos enlaces que tenía, me han cambiado la interfaz y estoy aún navegando entre las dudas y aprendiendo un poco cómo va ahora todo esto. Así es este mundo, lleno de constantes cambios y actualizaciones. Si consigo sacarlo bien adelante, volveré a mover más todo esto. Un saludo a todos!
martes, 21 de septiembre de 2010
Una historia de guerra (Pérez-Reverte)
REVERTE NO PUDO PONER LA FOTO, PERO AFORTUNADAMENTE YO SÍ.
Alguien escribió en cierta ocasión que si una historia de guerra parece moral, no debe creerse. Y alguna vez lo repetí yo mismo. Pero eso no es del todo verdad. O no siempre. Como todas las cosas en la vida, la moralidad de una historia depende siempre de los hombres que la protagonizan, y de quienes la cuentan. Ésta de hoy es una historia de guerra, y quiero contársela a ustedes tal como algunos amigos míos me han pedido que lo haga. La moralidad la aportan ellos. Yo me limito a ponerle letras, puntos y comas.
Base de Mazar Sharif, Afganistán. Cinco guardias civiles, de comandante a sargento, perdidos en el pudridero del mundo, formando a la policía afgana. Cinco guardias de veintidós llegados hace cinco meses y medio, desperdigados por una geografía hostil y cruel, en misión de alto riesgo, en una guerra a la que en España ningún Gobierno llamó guerra hasta hace cuatro días. Los cinco de Mazar Sharif, como el resto, eran gente acuchillada, porque lo da el oficio. Sabían desde el principio que a la Guardia Civil nunca se la llama para nada bueno. Y menos en Afganistán. Si lo que iban a hacer allí fuera fácil, seguro, cómodo o bien pagado, otros habrían ido en vez de ellos. Aun así, lo hicieron lo mejor que podían. Que era mucho. Atrincherados en una base con americanos, franceses, holandeses y polacos, vivían con el dedo en el gatillo, como en los antiguos fuertes de territorio indio. Igual que en los relatos de Kipling, pero sin romanticismo imperial ninguno. Sólo frío, calor, insolaciones, sueño, enfermedades, soledad. Peligro. Los únicos cinco españoles de la base, de la provincia y de todo el norte de Afganistán.
Ellos y sus compañeros habían llegado a la misión tarde y mal, aunque ésa es otra historia. Que la cuenten quienes deben contarla. Aun así, con la resignada disciplina casi suicida que caracteriza al guardia civil, se pusieron al tajo. Como era de esperar, no encontraron la mesa puesta. Quien estuvo por esos mundos con militares norteamericanos, holandeses y franceses, sabe de qué van las cosas. Sobre todo con los norteamericanos, que tienen a Dios sentado en el hombro como los piratas llevan el loro. Para hacerse un hueco entre sus aliados, distantes y despectivos al principio, no hubo otra que la vieja receta de Picolandia: aprender rápido, trabajar más que nadie, no quejarse nunca y ser voluntarios para todo. Y por supuesto, tragar mierda hasta reventar. Y así, a base de orgullo y de constancia, poco a poco, los cinco hombres perdidos en Mazar Sharif se hicieron respetar.
Un triste día se enteraron de la muerte de sus dos compañeros en Qualinao. De la pérdida de dos guardias civiles de aquellos veintidós que llegaron hace medio año, y de su intérprete. Y pensaron que el mejor homenaje que podían hacerles era que la bandera norteamericana que ondea en la base fuese sustituida, aquel día, por la española a media asta. Eso no se hace allí nunca, aunque a diario hay norteamericanos muertos, los franceses sufrieron numerosas bajas, y también caen holandeses y polacos. Así que el jefe de los guardias civiles, el comandante Rafael, fue a pedir permiso al jefe norteamericano. Accedió éste, aunque extrañado por la petición. Saliendo del despacho, el guardia civil se encontró con el jefe del contingente francés, quien dijo que a él y a sus hombres les parecía bien lo de la bandera. En ésas apareció otro norteamericano, el mayor James, que nunca se distinguió por su simpatía ni por su aprecio a los españoles, y con el que más de una vez hubo broncas. Preguntó James si los muertos de Qualinao eran guardias civiles como ellos, y luego se fue sin más comentarios.
A las ocho de la tarde, cuando fuera de los barracones apenas había vida, los cinco guardias se dirigieron a donde estaba la bandera. Formaron en silencio, solos en la explanada, cinco españoles en el culo del mundo: Rafael, Óscar, Rafa, Jesús y José. Cuando se disponían a arriar la enseña, apareció el teniente coronel francés con sus cuarenta gendarmes, que sin decir palabra formaron junto a ellos. Luego llegaron el mayor James, el teniente Williams y veinte marines norteamericanos. Y también los polacos y los holandeses. Hasta el pequeño grupo de Dyncorp, la empresa de seguridad privada americana destacada en Mazar Sharif, hizo acto de presencia. Todos se cuadraron en silencio alrededor de los cinco españoles, que para ese momento apretaban los dientes, firmes y con un nudo en la garganta. Y entonces, sin himnos, cornetas, autoridades ni protocolo, el capitán Rafa y el sargento José arriaron despacio la bandera. Una historia de guerra nunca es moral, como dije antes. Si lo parece, no debemos creerla. Pero a veces resulta cierta. Entonces alienta la virtud y mejora a los hombres. Por eso la he contado hoy.
Alguien escribió en cierta ocasión que si una historia de guerra parece moral, no debe creerse. Y alguna vez lo repetí yo mismo. Pero eso no es del todo verdad. O no siempre. Como todas las cosas en la vida, la moralidad de una historia depende siempre de los hombres que la protagonizan, y de quienes la cuentan. Ésta de hoy es una historia de guerra, y quiero contársela a ustedes tal como algunos amigos míos me han pedido que lo haga. La moralidad la aportan ellos. Yo me limito a ponerle letras, puntos y comas.
Base de Mazar Sharif, Afganistán. Cinco guardias civiles, de comandante a sargento, perdidos en el pudridero del mundo, formando a la policía afgana. Cinco guardias de veintidós llegados hace cinco meses y medio, desperdigados por una geografía hostil y cruel, en misión de alto riesgo, en una guerra a la que en España ningún Gobierno llamó guerra hasta hace cuatro días. Los cinco de Mazar Sharif, como el resto, eran gente acuchillada, porque lo da el oficio. Sabían desde el principio que a la Guardia Civil nunca se la llama para nada bueno. Y menos en Afganistán. Si lo que iban a hacer allí fuera fácil, seguro, cómodo o bien pagado, otros habrían ido en vez de ellos. Aun así, lo hicieron lo mejor que podían. Que era mucho. Atrincherados en una base con americanos, franceses, holandeses y polacos, vivían con el dedo en el gatillo, como en los antiguos fuertes de territorio indio. Igual que en los relatos de Kipling, pero sin romanticismo imperial ninguno. Sólo frío, calor, insolaciones, sueño, enfermedades, soledad. Peligro. Los únicos cinco españoles de la base, de la provincia y de todo el norte de Afganistán.
Ellos y sus compañeros habían llegado a la misión tarde y mal, aunque ésa es otra historia. Que la cuenten quienes deben contarla. Aun así, con la resignada disciplina casi suicida que caracteriza al guardia civil, se pusieron al tajo. Como era de esperar, no encontraron la mesa puesta. Quien estuvo por esos mundos con militares norteamericanos, holandeses y franceses, sabe de qué van las cosas. Sobre todo con los norteamericanos, que tienen a Dios sentado en el hombro como los piratas llevan el loro. Para hacerse un hueco entre sus aliados, distantes y despectivos al principio, no hubo otra que la vieja receta de Picolandia: aprender rápido, trabajar más que nadie, no quejarse nunca y ser voluntarios para todo. Y por supuesto, tragar mierda hasta reventar. Y así, a base de orgullo y de constancia, poco a poco, los cinco hombres perdidos en Mazar Sharif se hicieron respetar.
Un triste día se enteraron de la muerte de sus dos compañeros en Qualinao. De la pérdida de dos guardias civiles de aquellos veintidós que llegaron hace medio año, y de su intérprete. Y pensaron que el mejor homenaje que podían hacerles era que la bandera norteamericana que ondea en la base fuese sustituida, aquel día, por la española a media asta. Eso no se hace allí nunca, aunque a diario hay norteamericanos muertos, los franceses sufrieron numerosas bajas, y también caen holandeses y polacos. Así que el jefe de los guardias civiles, el comandante Rafael, fue a pedir permiso al jefe norteamericano. Accedió éste, aunque extrañado por la petición. Saliendo del despacho, el guardia civil se encontró con el jefe del contingente francés, quien dijo que a él y a sus hombres les parecía bien lo de la bandera. En ésas apareció otro norteamericano, el mayor James, que nunca se distinguió por su simpatía ni por su aprecio a los españoles, y con el que más de una vez hubo broncas. Preguntó James si los muertos de Qualinao eran guardias civiles como ellos, y luego se fue sin más comentarios.
A las ocho de la tarde, cuando fuera de los barracones apenas había vida, los cinco guardias se dirigieron a donde estaba la bandera. Formaron en silencio, solos en la explanada, cinco españoles en el culo del mundo: Rafael, Óscar, Rafa, Jesús y José. Cuando se disponían a arriar la enseña, apareció el teniente coronel francés con sus cuarenta gendarmes, que sin decir palabra formaron junto a ellos. Luego llegaron el mayor James, el teniente Williams y veinte marines norteamericanos. Y también los polacos y los holandeses. Hasta el pequeño grupo de Dyncorp, la empresa de seguridad privada americana destacada en Mazar Sharif, hizo acto de presencia. Todos se cuadraron en silencio alrededor de los cinco españoles, que para ese momento apretaban los dientes, firmes y con un nudo en la garganta. Y entonces, sin himnos, cornetas, autoridades ni protocolo, el capitán Rafa y el sargento José arriaron despacio la bandera. Una historia de guerra nunca es moral, como dije antes. Si lo parece, no debemos creerla. Pero a veces resulta cierta. Entonces alienta la virtud y mejora a los hombres. Por eso la he contado hoy.
miércoles, 25 de agosto de 2010
Pérez-Reverte: Manolo, la bala y el talibán...
Me llama la atención algún comentario reciente sobre la nueva bala con que los ejércitos de la OTAN pretenden sustituir la del calibre 5,56, que está en servicio desde que los norteamericanos empezaron a utilizarla en Vietnam, hacia 1964. Cuando esta munición fue presentada en sociedad, se planteó como una de sus principales ventajas que era más ligera y podía transportarse en mayor cantidad que el antiguo calibre 7,62. También que, al ser más pequeña, en ciertos impactos no producía la muerte instantánea, sino heridas que complicaban la logística del adversario con mutilaciones, evacuaciones, hospitales llenos y cosas así. En lo de matar del todo, tampoco se quedaba corta: otra ventaja –como ven, era una bala muy ventajosa, según para quién– consistía en que, al viajar en el límite de su equilibrio, cuando entraba en un cuerpo supuestamente enemigo seguía una trayectoria irregular, provocaba el estallido de vísceras y dejaba al receptor hecho un Ecce Homo.
Este último aspecto, el de la bala tonta que entra por un pulmón y sale por la rabadilla, parece la pega principal que le encuentran en las guerras de ahora. En Afganistán, por ejemplo, resulta que los talibanes son demasiado flacos. Están más desnutridos y delgaduchos de lo normal, y al proyectil no le da tiempo de fragmentarse si toca hueso, o de zigzaguear como Dios manda: hace chas y atraviesa los cuerpos con facilidad, en vez de hacer chof, quedarse dentro y cumplir su obligación de reventar al prójimo. A eso hay que añadir que los afganos son duros que te rilas, y mientras les vacías un cargador en la tripa son capaces de comerte los hígados y marcarse una jota baturra camino del Paraíso. Hace un siglo, en la guerra de los norteamericanos contra los rebeldes moros en Filipinas –los gringos acababan de anexionarse aquello por la patilla, después de echarnos en nombre de la libertad, como suelen–, hubo un problema parecido con los fanáticos que iban drogados y blandiendo machetes: no había forma de pararlos con balas normales. Y del mismo modo que eso dio lugar a la invención del Colt 45 –con bellotas de plomo capaces de tumbar a la madre que te parió–, los ingenieros de ahora han puesto a punto una munición nueva con proyectil de acero, menos contaminante que el plomo –bala ecológica, la llaman los muy cachondos–, que lo mismo ponga mirando a Triana a un talibán desnutrido que a un chino, a un negro, a un ruski o a un narcopanchito bien cebados.
Hasta ahí, todo parece lógico. Las balas están para eso. Bang. Otra cosa es que se utilicen, o no. Por esto llama la atención que algún cantamañanas de los que confunden buen rollito con demagogia chunga ponga el grito en el cielo, criticando que ahora se quiera matar mejor a los afganos flaquitos. Como si morir escurrido de carnes empeorase que te aligeren. Pero claro. Para el pacifismo barato y elemental, querido Watson, es demasiado tentadora la imagen de un talibán desnutrido, famélico, atravesado por una perversa bala de la OTAN; y no menos irresistible denunciar cómo el malvado Occidente se las ingenia para que el afgano que hasta ahora se libraba de refilón, por estrecho de pecho, también se lleve lo suyo. ¿Importa tanto la anatomía del soldado contrario?, preguntan. Cuando es evidente que la respuesta es sí. Que igual peligro tiene un armario de cuatro por cuatro que un Giacometti artillado. Que metidos en faena, la anatomía importa, y mucho. Que en la vida estamos, como en el chiste, a setas o a Rolex. Y que mejor no tener que hacerlo. Preferiría que no, como decía el amigo Bartleby en el relato de Melville. Pero cuando no hay otra, y en un momento dado tienes que pegarle un tiro a un talibán afgano, a un pirata somalí o a un pigmeo de treinta y cinco kilos que te viene de malas, aunque tenga menos carne que el manillar de una bicicleta, lo que necesitas es algo que lo ponga patas arriba de la manera más eficaz posible. Stop. Punto. Otra cosa es que las guerras sean malas, Pascuala. Que disparar sea un acto fascista, que los ejércitos los inventara Franco y toda la parafernalia al uso. En esto no me meto. Si no queremos guerras ni soldados, o creemos más cómodo y barato que otros den la cara por nosotros, pues vale. Me parecerá muy bien, entonces, que al cabo Manolo lo saquemos de Afganistán para reciclarlo a corderito de Norit sin fronteras: biberón en una cartuchera y chocolatinas en la otra. Pero mientras siga allí, jugándosela, prefiero que, cuando se arrime un talibán con Kalashnikov, Manolo le endiñe un bellotazo que lo deje seco a la primera. Con balas convencionales, ecológicas o de hilo musical. Eso me importa un huevo. Con lo que sea.
miércoles, 16 de junio de 2010
martes, 23 de marzo de 2010
SARKOZY NO ES BAMBI.
Por cierto, como poca noticia fue, el nombre del compañero caído es Jean-Serge Nérin
Sarkozy anuncia "cadena perpetua real"
Sarkozy anunció que el Parlamento francés examinará la modificación del código penal para instaurar penas más severas para los asesinos de policías y gendarmes, que pasarán de 22 a 30 años de cárcel y "podrán optar a la cadena perpetua real" para garantizar la seguridad de los guardianes del orden. "Mi deber como jefe de Estado es proteger y apoyar a los agentes del orden público".
Con dos cojones.
Sarkozy anuncia "cadena perpetua real"
Sarkozy anunció que el Parlamento francés examinará la modificación del código penal para instaurar penas más severas para los asesinos de policías y gendarmes, que pasarán de 22 a 30 años de cárcel y "podrán optar a la cadena perpetua real" para garantizar la seguridad de los guardianes del orden. "Mi deber como jefe de Estado es proteger y apoyar a los agentes del orden público".
Con dos cojones.
martes, 17 de noviembre de 2009
viernes, 13 de noviembre de 2009
domingo, 18 de octubre de 2009
martes, 13 de octubre de 2009
lunes, 7 de septiembre de 2009
sábado, 22 de agosto de 2009
domingo, 2 de agosto de 2009
sábado, 1 de agosto de 2009
Artículo de Ussía en La Razón.
1 de agosto de 2009
ALFONSO USSÍA
Anteayer, después de escribir del atentado de Burgos, me escapé al monte. Odio la playa en verano, el cielo estaba cubierto, y refugié mi indignación en el hayedo del Jilguero, en el valle de Cabuérniga. Sube una senda entre hayas erguidas hasta donde se abren los altos prados, después de atravesar el pequeño dominio de los abedules. No hay cobertura telefónica por aquellos caminos, que son del lobo y del corzo, en pleno corazón del Saja. En un tiempo, no lejano pero irrecuperable, el hayedo sentía el canto de amor del urogallo, el más presumido, asombroso y escaso señor de nuestros bosques norteños. Concluido el largo paseo, ya de vuelta por la carretera, oí en la radio lo de Mallorca. El crimen de Mallorca. El asesinato de dos hombres buenos en Mallorca. Un crimen asqueroso y cobarde del terrorismo vasco, que es un terrorismo más infame que otros, porque es de maricones a la antigua usanza, de muerte abandonada en una bomba-lapa y explosionada en la lejanía, o calculada para destrozar cuando los criminales pueden estar disfrutando de su perversidad en una cala azul, la piscina de un club o tirándose a sus madres en la «suite» del mejor hotel de la isla.
Hijos de puta. Los que matan y los que ordenan las muertes. Hijos de puta los que celebran y los que cobijan las culminaciones sangrientas del terrorismo vasco, y escribo vasco porque así es, aunque a muchos, a mi principalmente, me hiera en el alma hacerlo. Hijos de puta los que piensan que los muertos y sus familias son equiparables a los asesinos y las suyas. Hijos de puta los que enaltecen a quienes han hecho de la vieja Euskalerría, la Euskal-Herría con «h» inventada de hoy. Hijos de puta los que, sabiendo dónde estaban y en qué lugares del País Vasco vivían tranquilos y sonrientes, nada hicieron para perseguir o detener a los asesinos. Al fin y al cabo, «no está bien luchar contra los nuestros». Hijos de puta los que usan de la Santa Cruz para establecer comparaciones y distribuir las culpas y los motivos equitativamente. Por supuesto que la Iglesia vasca está compuesta por centenares de sacerdotes ejemplares, pero también del mismo número de prelados, arciprestes, párrocos y fieles a los que llamar «hijos de puta» en su acepción de maldad no traspasa la frontera de la definición. Hijos de puta los que mantienen voluntariamente con su dinero a los asesinos, que no son otra cosa que trabajadores de una industria vasca dedicada al crimen, y muy rentable, por cierto. Hijos de puta los que se ofrecen a mediar en negociaciones insoportables para la dignidad de un Estado de Derecho. El cura irlandés ese, y el mamaraché argentino con su Premio Nobel, y la gorda asquerosa del pañuelo anudado a la cabeza que viaja en primera clase por todo el mundo sembrando el odio. Hijos de puta los gobernantes que toleran la presencia de los terroristas en sus países. Hijo de puta, con carácter retroactivo, pero siempre presente para los que tenemos memoria, Su Majestad Imperial Valerý Giscard D’Estaign, que abrió los brazos generosos de Francia a todos los criminales de la ETA, y a sus cómplices, y a sus instructores de destrucción y muerte. Y honor, inmenso honor, proclamado entre lágrimas, a don Carlos Sáenz de Tejada y don Diego Salva, guardias civiles al servicio del orden y de la paz, de la justicia y de la concordia, muertos traidoramente por los hijos de puta cobardes que mantienen el negocio del terrorismo vasco.
ALFONSO USSÍA
Anteayer, después de escribir del atentado de Burgos, me escapé al monte. Odio la playa en verano, el cielo estaba cubierto, y refugié mi indignación en el hayedo del Jilguero, en el valle de Cabuérniga. Sube una senda entre hayas erguidas hasta donde se abren los altos prados, después de atravesar el pequeño dominio de los abedules. No hay cobertura telefónica por aquellos caminos, que son del lobo y del corzo, en pleno corazón del Saja. En un tiempo, no lejano pero irrecuperable, el hayedo sentía el canto de amor del urogallo, el más presumido, asombroso y escaso señor de nuestros bosques norteños. Concluido el largo paseo, ya de vuelta por la carretera, oí en la radio lo de Mallorca. El crimen de Mallorca. El asesinato de dos hombres buenos en Mallorca. Un crimen asqueroso y cobarde del terrorismo vasco, que es un terrorismo más infame que otros, porque es de maricones a la antigua usanza, de muerte abandonada en una bomba-lapa y explosionada en la lejanía, o calculada para destrozar cuando los criminales pueden estar disfrutando de su perversidad en una cala azul, la piscina de un club o tirándose a sus madres en la «suite» del mejor hotel de la isla.
Hijos de puta. Los que matan y los que ordenan las muertes. Hijos de puta los que celebran y los que cobijan las culminaciones sangrientas del terrorismo vasco, y escribo vasco porque así es, aunque a muchos, a mi principalmente, me hiera en el alma hacerlo. Hijos de puta los que piensan que los muertos y sus familias son equiparables a los asesinos y las suyas. Hijos de puta los que enaltecen a quienes han hecho de la vieja Euskalerría, la Euskal-Herría con «h» inventada de hoy. Hijos de puta los que, sabiendo dónde estaban y en qué lugares del País Vasco vivían tranquilos y sonrientes, nada hicieron para perseguir o detener a los asesinos. Al fin y al cabo, «no está bien luchar contra los nuestros». Hijos de puta los que usan de la Santa Cruz para establecer comparaciones y distribuir las culpas y los motivos equitativamente. Por supuesto que la Iglesia vasca está compuesta por centenares de sacerdotes ejemplares, pero también del mismo número de prelados, arciprestes, párrocos y fieles a los que llamar «hijos de puta» en su acepción de maldad no traspasa la frontera de la definición. Hijos de puta los que mantienen voluntariamente con su dinero a los asesinos, que no son otra cosa que trabajadores de una industria vasca dedicada al crimen, y muy rentable, por cierto. Hijos de puta los que se ofrecen a mediar en negociaciones insoportables para la dignidad de un Estado de Derecho. El cura irlandés ese, y el mamaraché argentino con su Premio Nobel, y la gorda asquerosa del pañuelo anudado a la cabeza que viaja en primera clase por todo el mundo sembrando el odio. Hijos de puta los gobernantes que toleran la presencia de los terroristas en sus países. Hijo de puta, con carácter retroactivo, pero siempre presente para los que tenemos memoria, Su Majestad Imperial Valerý Giscard D’Estaign, que abrió los brazos generosos de Francia a todos los criminales de la ETA, y a sus cómplices, y a sus instructores de destrucción y muerte. Y honor, inmenso honor, proclamado entre lágrimas, a don Carlos Sáenz de Tejada y don Diego Salva, guardias civiles al servicio del orden y de la paz, de la justicia y de la concordia, muertos traidoramente por los hijos de puta cobardes que mantienen el negocio del terrorismo vasco.
jueves, 30 de julio de 2009
jueves, 23 de julio de 2009
Me agota despedirme de compañeros...
lunes, 29 de junio de 2009
¿Quién no recuerda la historia de Christian el León?
Hay decenas de vídeos en youtube con la historia menos resumida.
Cazadores con cojones.
Parece ser que los pasos son los siguientes:
1) coges a un voluntario
2) le untas la pata con aroma de rana muerta bendecida por el chamán del pueblo
3) atas un trapo a la pata del voluntario
4) el voluntario mete la pata en el agujero de la pitón (según parece es importante poner la otra pata por fuera para evitar que la serpiente te meta en el agujero)
5) la pitón te muerde, pero tienes que esperar a que te coma hasta más arriba de la rodilla!!!, sino podría soltarse
6) el voluntario pide ayuda a los colegas, lo sacan del agujero y con él, la gran pitón.
1) coges a un voluntario
2) le untas la pata con aroma de rana muerta bendecida por el chamán del pueblo
3) atas un trapo a la pata del voluntario
4) el voluntario mete la pata en el agujero de la pitón (según parece es importante poner la otra pata por fuera para evitar que la serpiente te meta en el agujero)
5) la pitón te muerde, pero tienes que esperar a que te coma hasta más arriba de la rodilla!!!, sino podría soltarse
6) el voluntario pide ayuda a los colegas, lo sacan del agujero y con él, la gran pitón.
miércoles, 24 de junio de 2009
domingo, 21 de junio de 2009
Otra gymkhana de Ken Block.
El vídeo de la conducción dura sólo 5 minutos, pero vale la pena verlo hasta el final.
viernes, 19 de junio de 2009
Adiós, Eduardo.
miércoles, 3 de junio de 2009
jueves, 30 de abril de 2009
jueves, 26 de febrero de 2009
domingo, 8 de febrero de 2009
miércoles, 4 de febrero de 2009
Semana de política -y cine made in spain-
Llevo una semana bastante político pero no lo puedo evitar. Mire donde mire veo una pijada detrás de otra. Y no quiero parecer un reaccionario, pero es que no me dejan otra. Ahí van dos perlas:
* El Zerolo, kefia incluida, defendiendo un país donde las mujeres valen lo mismo que un perro, donde linchan y/o cuelgan y/o lapidan a los homosexuales. Puede manifestarse aquí, en Palestina ni en ningún país musulmán creo que lo haga, a menos que lleve un ejército (de paz, of course) de escoltas. Zerolo, sé consecuente con tus ideas y de paso reflexiona un poco, hombre.
Y otra joya:
* El Gobierno destinará 75 millones de euros a financiar el cine español. ¿¿Dónde está la crisis para éstos?? Mientras familias y empresas no consiguen un crédito, el Gobierno, a través del Instituto de Crédito Oficial, destinará esa astronómica cantidad de euros para financiar películas españolas en el periodo 2009-2011, cuyos derechos hayan sido adquiridos por TVE. ¿Y los autónomos y las pymes? ¿Por qué dar créditos tan blandos a empresas que deberían ser rentables como cualquier otra? El día de la gala de los Goya, la audiencia prefirió ver -por inmensa mayoría- una película americana de otro canal (Sr. y Sra. Smith).
Si no es rentable que se dediquen a otra cosa. Pero ya se sabe, los estómagos agradecidos....
Y otra joya más todavía:
* El pasado domingo tuvo lugar la XXIII edición de los Premios Goya, en donde la industria cinematográfica española premió a las mejores producciones, actores, guionistas y directores del año, entre otros. Sin embargo, muchos de estos galardones no habrían tenido lugar sin la imprescindible aportación de fondos públicos, ya que la mitad del sector depende directa o indirectamente de los impuestos de los contribuyentes.
El Fondo de Protección a la Cinematografía reparte cada año millones de euros en subvenciones y ayudas públicas para la distribución y producción de largometrajes y documentales españoles. En concreto, el citado fondo destinó un total de 85 millones de euros a tal fin el pasado año. El objetivo de esta partida es, según Cultura, "dar respuesta a la demanda del público que ama una cinematografía que le es propia y en la que se ve reflejado".
Sin embargo, la realidad es bien distinta a la vista de los datos. Los largometrajes españoles apenas recaudaron 77,5 millones de euros en 2008, según el balance provisional del mercado español elaborado por el Ministerio del ramo, correspondiente al pasado año. Esto supone 9,2 millones de euros menos que en 2007.
En total, la suma de ayudas públicas e ingresos por taquilla y distribución de películas ascendió a 162,5 millones de euros el pasado año. El 52,3% de esta cuantía nace de los impuestos. Es decir, uno de cada dos euros ingresados por el sector procede del dinero de los contribuyentes.
Cinco millones de espectadores menos desde 2006
Además, el supuesto interés de la ciudadanía por el filme español deja mucho que desear. Los espectadores de películas españolas ascendieron a 18,7 millones en 2006, 15,7 en 2007 y apenas 13,6 millones de personas en 2008. Así, la industria ha perdido 5,1 millones de clientes (espectadores) en apenas dos años. Un 27,2% menos, si se mide en términos porcentuales. Mientras, la recaudación ha pasado de 98,4 millones de euros en 2006 a 77,5 millones en 2008. Una caída del 21,2% (20,9 millones de euros).
De este modo, las cifras de negocio que revela el mercado indican un claro deterioro de la industria cinematográfica española. En los últimos años, las producción nacional pierde espectadores y recaudación.
El Ministerio explica este descenso del siguiente modo, según el último informe completo del sector, correspondiente a 2007: “En cuanto a recaudación y espectadores hay que señalar que los últimos años han sido desfavorables para la exhibición a nivel mundial, siendo España un reflejo de esa misma situación, que se traduce en cifras inferiores respecto a las de los años anteriores: se observa, así, que en términos absolutos el número total de espectadores del año ha disminuido”.
Pero crece el número de producciones
Sin embargo, tal afirmación choca frontalmente con el número de largometrajes producidos. Desciende la recaudación y el volumen de asistentes, pero las producciones españolas, lejos de bajar, aumentan. Así, según Cultura, existe una tendencia al "crecimiento en el cine español”
En 2007, se realizaron 172 largometrajes, la cifra más elevada de los últimos 25 años, de los cuales 37 fueron documentales y 5 de animación. Mientras, en 2008 se exhibieron un total de 342 largometrajes made in Spain.
El motivo se debe, “sin duda, al incremento de la dotación del Fondo de Protección para la concesión de ayudas y a la participación de las televisiones en la financiación de las películas”, sobre todo Televisión Española, según admite Cultura. Tan sólo un dato para corroborar dicha afirmación: El presupuesto total del Fondo en el año 2004 para ayudas a la cinematografía fue de 32.519.891 euros.
Las ayudas al sector crecen un 170% con el PSOE
Desde entonces, año en el que el PSOE llegó al poder, este fondo casi ha triplicado el volumen de ayudas al cine nacional. Así, en 2009, el Fondo de Protección a la Cinematografía está dotado con 88 millones de euros. Es decir, en los últimos cinco años, el Gobierno socialista ha inyectado al sector 55,5 millones de euros extra procedentes del bolsillo de los contribuyentes. Un 169% más. Los ciudadanos se interesan cada vez menos por el cine español pero, gracias al Gobierno, pagan más impuestos para aumentar la producción de películas.
Con este volumen de subvenciones no es de extrañar que el cine nacional goce de una cuota de pantalla muy elevada en comparación con el resto de la UE. De hecho, lidera este ámbito a nivel europeo.
* El Zerolo, kefia incluida, defendiendo un país donde las mujeres valen lo mismo que un perro, donde linchan y/o cuelgan y/o lapidan a los homosexuales. Puede manifestarse aquí, en Palestina ni en ningún país musulmán creo que lo haga, a menos que lleve un ejército (de paz, of course) de escoltas. Zerolo, sé consecuente con tus ideas y de paso reflexiona un poco, hombre.
Y otra joya:
* El Gobierno destinará 75 millones de euros a financiar el cine español. ¿¿Dónde está la crisis para éstos?? Mientras familias y empresas no consiguen un crédito, el Gobierno, a través del Instituto de Crédito Oficial, destinará esa astronómica cantidad de euros para financiar películas españolas en el periodo 2009-2011, cuyos derechos hayan sido adquiridos por TVE. ¿Y los autónomos y las pymes? ¿Por qué dar créditos tan blandos a empresas que deberían ser rentables como cualquier otra? El día de la gala de los Goya, la audiencia prefirió ver -por inmensa mayoría- una película americana de otro canal (Sr. y Sra. Smith).
Si no es rentable que se dediquen a otra cosa. Pero ya se sabe, los estómagos agradecidos....
Y otra joya más todavía:
* El pasado domingo tuvo lugar la XXIII edición de los Premios Goya, en donde la industria cinematográfica española premió a las mejores producciones, actores, guionistas y directores del año, entre otros. Sin embargo, muchos de estos galardones no habrían tenido lugar sin la imprescindible aportación de fondos públicos, ya que la mitad del sector depende directa o indirectamente de los impuestos de los contribuyentes.
El Fondo de Protección a la Cinematografía reparte cada año millones de euros en subvenciones y ayudas públicas para la distribución y producción de largometrajes y documentales españoles. En concreto, el citado fondo destinó un total de 85 millones de euros a tal fin el pasado año. El objetivo de esta partida es, según Cultura, "dar respuesta a la demanda del público que ama una cinematografía que le es propia y en la que se ve reflejado".
Sin embargo, la realidad es bien distinta a la vista de los datos. Los largometrajes españoles apenas recaudaron 77,5 millones de euros en 2008, según el balance provisional del mercado español elaborado por el Ministerio del ramo, correspondiente al pasado año. Esto supone 9,2 millones de euros menos que en 2007.
En total, la suma de ayudas públicas e ingresos por taquilla y distribución de películas ascendió a 162,5 millones de euros el pasado año. El 52,3% de esta cuantía nace de los impuestos. Es decir, uno de cada dos euros ingresados por el sector procede del dinero de los contribuyentes.
Cinco millones de espectadores menos desde 2006
Además, el supuesto interés de la ciudadanía por el filme español deja mucho que desear. Los espectadores de películas españolas ascendieron a 18,7 millones en 2006, 15,7 en 2007 y apenas 13,6 millones de personas en 2008. Así, la industria ha perdido 5,1 millones de clientes (espectadores) en apenas dos años. Un 27,2% menos, si se mide en términos porcentuales. Mientras, la recaudación ha pasado de 98,4 millones de euros en 2006 a 77,5 millones en 2008. Una caída del 21,2% (20,9 millones de euros).
De este modo, las cifras de negocio que revela el mercado indican un claro deterioro de la industria cinematográfica española. En los últimos años, las producción nacional pierde espectadores y recaudación.
El Ministerio explica este descenso del siguiente modo, según el último informe completo del sector, correspondiente a 2007: “En cuanto a recaudación y espectadores hay que señalar que los últimos años han sido desfavorables para la exhibición a nivel mundial, siendo España un reflejo de esa misma situación, que se traduce en cifras inferiores respecto a las de los años anteriores: se observa, así, que en términos absolutos el número total de espectadores del año ha disminuido”.
Pero crece el número de producciones
Sin embargo, tal afirmación choca frontalmente con el número de largometrajes producidos. Desciende la recaudación y el volumen de asistentes, pero las producciones españolas, lejos de bajar, aumentan. Así, según Cultura, existe una tendencia al "crecimiento en el cine español”
En 2007, se realizaron 172 largometrajes, la cifra más elevada de los últimos 25 años, de los cuales 37 fueron documentales y 5 de animación. Mientras, en 2008 se exhibieron un total de 342 largometrajes made in Spain.
El motivo se debe, “sin duda, al incremento de la dotación del Fondo de Protección para la concesión de ayudas y a la participación de las televisiones en la financiación de las películas”, sobre todo Televisión Española, según admite Cultura. Tan sólo un dato para corroborar dicha afirmación: El presupuesto total del Fondo en el año 2004 para ayudas a la cinematografía fue de 32.519.891 euros.
Las ayudas al sector crecen un 170% con el PSOE
Desde entonces, año en el que el PSOE llegó al poder, este fondo casi ha triplicado el volumen de ayudas al cine nacional. Así, en 2009, el Fondo de Protección a la Cinematografía está dotado con 88 millones de euros. Es decir, en los últimos cinco años, el Gobierno socialista ha inyectado al sector 55,5 millones de euros extra procedentes del bolsillo de los contribuyentes. Un 169% más. Los ciudadanos se interesan cada vez menos por el cine español pero, gracias al Gobierno, pagan más impuestos para aumentar la producción de películas.
Con este volumen de subvenciones no es de extrañar que el cine nacional goce de una cuota de pantalla muy elevada en comparación con el resto de la UE. De hecho, lidera este ámbito a nivel europeo.
domingo, 1 de febrero de 2009
¡Noticia de última hora!
Por fin, hay un líder político como Gaspar Llamazares y un partido que -con la que está cayendo- tiene la solución al conflicto en oriente medio, a la crisis económica, al paro y al hambre en el mundo. Por fin una petición honrada, inteligente, y por supuesto: increíblemente necesaria:
IZQUIERDA UNIDA pide que Radio Nacional de España (RNE) cambie de nombre porque le encuentra una "connotación franquista"
¿No es increíble? Que agudeza política, qué medida tan necesaria y que tanto nos preocupa a todos los españoles! Tenéis mi voto, pero para que os vayáis un poquito a tomar por culo.
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iu radio nacional de españa franquista
Pilar Rahola: La lucha por la libertad.
¿Por qué no vemos manifestaciones en París, o en Londres, o en Barcelona en contra de las dictaduras islámicas? ¿Por qué no lo hacen contra la dictadura birmana? ¿Por qué no hay manifestaciones, en contra de la esclavitud de millones de mujeres, que viven sin ningún amparo legal? ¿Por qué no se manifiestan en contra del uso de niños bombas, en los conflictos donde el Islam está implicado? ¿Por qué no ha liderado nunca la lucha a favor de las víctimas de la terrible dictadura islámica de Sudan? ¿Por qué nunca se ha conmovido por las víctimas de los actos de terrorismo en Israel? ¿Por qué no considera la lucha contra el fanatismo islámico, una de sus causas principales? ¿Por qué no defiende el derecho de Israel a defenderse y a existir? ¿Por qué confunde la defensa de la causa palestina, con la justificación del terrorismo palestino? Y la pregunta del millón, ¿por qué la izquierda europea, y globalmente toda la izquierda, solo está obsesionada en luchar contra dos de las democracias más sólidas del planeta, Estados Unidos e Israel, y no contra las peores dictaduras? Las dos democracias más sólidas, y las que han sufrido los atentados más sangrantes del terrorismo mundial. Y la izquierda no está preocupada por ello. Y finalmente, el concepto de compromiso con la libertad. Oigo esa expresión en todos los foros propalestinos europeos. ‘¡Estamos a favor de la libertad de los pueblos!’, dicen con ardor. No es cierto. Nunca les ha preocupado la libertad de los ciudadanos de Siria, de Irán, del Yemen, de Sudan, etc… Y nunca les ha preocupado la libertad destruida de los palestinos que viven bajo el extremismo islámico de Hamás. Solo les preocupa usar el concepto de libertad palestina, como misil contra la libertad israelí. Una terrible consecuencia se deriva de estas dos patologías ideológicas: la Manipulación periodística. Finalmente, no es menor el daño que hace la mayoría de la prensa internacional. Sobre el conflicto árabe-israelí NO SE INFORMA, SE HACE PROPAGANDA. La mayoría de la prensa, cuando informa sobre Israel, vulnera todos los principios del código deontológico del periodismo. Y así, cualquier acto de defensa de Israel se convierte en una masacre y cualquier enfrentamiento, en un genocidio. Se han dicho tantas barbaridades, que a Israel ya no se la puede acusar de nada peor. En paralelo, esa misma prensa nunca habla de la ingerencia de Irán o Siria a favor de la violencia contra Israel; de la inculcación del fanatismo en los niños; de la corrupción generalizada en Palestina. Y cuando habla de víctimas, eleva a la categoría de tragedia a cualquier víctima palestina, y camufla, esconde o desprecia a las víctimas judías. Acabo con un apunte sobre la izquierda española. Muchos son los ejemplos que ilustran el antiisraelismo y el antiamericanismo que definen el ADN de la izquierda global española. Por ejemplo, un partido de izquierdas acaba de expulsar a un militante, porqué ha creado una web de defensa de Israel. Cito frases de la expulsión: ‘Nuestros amigos son los pueblos de Irán, Libia y Venezuela, oprimidos por el imperialismo. Y no un estado nazi como el de Israel’. Otro ejemplo, la alcaldesa socialista de Ciempozuelos cambió el día de la Shoá, por el día de la Nakba palestina, despreciando, así, a más de 6 millones de europeos judíos asesinados. O en mi ciudad, Barcelona, el ayuntamiento socialista ha decidido celebrar, durante el 60 aniversario del Estado de Israel, una semana de ’solidaridad con el pueblo palestino’. Para ilustrarlo, invitó a Leila Khaled, famosa terrorista de los años 70, actual líder del Frente de Liberación de Palestina, que es una organización considerada terrorista por la Unión Europea, y que defiende el uso de las bombas contra Israel. Y etcétera. Este pensamiento global, que forma parte de lo políticamente correcto, impregna también el discurso del presidente Zapatero. Su política exterior cae en todos los tópicos de la izquierda lunática y, respecto a Oriente Medio, su actitud es inequívocamente pro-árabe. Estoy en condiciones de asegurar que, en privado, Zapatero considera a Israel culpable del conflicto, y la política del ministro Moratinos va en esa dirección. El hecho de que el presidente se pusiera una Kefia palestina, en plena guerra del Líbano, no es una casualidad. Es un símbolo. España ha sufrido el atentado islamista más grave de Europa, y ‘Al Andalús’ está en el punto de mira de todo el terrorismo islámico. Como escribí hace tiempo, ‘nos mataron con celulares vía satélite, conectados con la Edad Media’. Y, sin embargo, la izquierda española está entre las más antiisraelíes del planeta. ¡Y dice ser antiisraelí por solidaridad! Esta es la locura que quiero denunciar con esta conferencia. CONCLUSIÓN. No soy judía, estoy vinculada ideológicamente a la izquierda y soy periodista. ¿Por qué no soy antiisraelí, como la mayoría de mis colegas? Porqué, como no judía, tengo la responsabilidad histórica de luchar contra el odio a los judíos, y, en la actualidad, contra el odio a su patria, Israel. La lucha contra el antisemitismo no es cosa de judíos, es obligación de los no judíos. Como periodista, estoy obligada a buscar la verdad, más allá de los prejuicios, las mentiras y las manipulaciones. Y sobre Israel no se dice la verdad. Y como persona de izquierdas, que ama el progreso, estoy obligada a defender la libertad, la cultura, la convivencia, la educación cívica de los niños, todos los principios que las Tablas de La Ley convirtieron en principios universales. Principios que el islamismo fundamentalista destruye sistemáticamente. Es decir, como no judía, periodista y de izquierdas tengo un triple compromiso moral con Israel. Porqué, si Israel fuera derrotada, serían derrotadas la modernidad, la cultura y la libertad. La lucha de Israel, aunque el mundo no quiera saber es la lucha del mundo!
miércoles, 28 de enero de 2009
Una de panchitos...
Cada vez que voy al Museo Naval paso junto al cuartel general de la Armada, donde los infantes de marina, vestidos con uniforme de camuflaje, siempre son tipos con cara de indio. Eso me dispara la sonrisa cómplice, recordándome Nicaragua y El Salvador, cuando fulanos idénticos a éstos, con uniformes parecidos, se daban estopa con valor y crueldad inauditos. A pesar de las apariencias, esos tíos bajitos con cara de llamarse Atahualpa son extraordinarios soldados, bravos hasta lo increíble, duros y orgullosos de cojones. Lo que pasa es que como son chiquitos y con ese hablar suave, despistan. Sobre todo si van en moto de mensaka con el casco a lo Pericles, o pasean el domingo con la familia por el parque del Oeste. El golpe de vista engaña mucho. Pero quien sepa leer en los ojos de la gente, que los mire bien. Y si no, que lea a Bernal Díaz del Castillo.
Esto viene al hilo de una carta reciente. Comentando un artículo mío, en el que contaba cómo un comanche pasado de agua de fuego me llamó cabrón y del Pepé por llevar corbata, un lector torpe interpretando sujeto, verbo y predicado, concluye con la siguiente frase: «Hay que joderse con los panchitos». Y para qué los voy a engañar. Ese equivocado compadreo me fastidia un poco. Sobre todo porque veo que mi comunicante no entendió una puta línea. Así que voy a intentar explicarlo algo más claro.
En mi opinión, si alguien tiene derecho a estar en España –lo tiene, claro, mucha otra gente– son los emigrantes hispanoamericanos, sean mestizos o indios puros como la madre que los parió. Porque son nuestros, o sea. Somos nosotros. Me troncho cuando aquí decimos que, a diferencia de los anglosajones, los españoles no exterminaron a los indígenas y se mezclaron con ellos. Cuando lees la letra pequeña de las relaciones de Indias, adviertes que los españoles –mis abuelos se quedaron aquí, ojo– fueron a América a buscar oro y a calzarse indias. Y si no exterminaron a los indios, fue porque necesitaban esclavos para las minas y criados para las casas. A cambio, es cierto, los de allí obtuvieron una lengua hermosa y universal. Pero la pagaron cara, y la pagan, con la herencia de corrupción y desbarajuste que la estúpida y egoísta España dejó atrás. Cierto es que llevan doscientos años reventándose solos, sin nuestra ayuda. Pero nadie históricamente lúcido puede olvidar la culpa original. Una responsabilidad que, por otra parte, hace babear a políticos analfabetos y elementales ante golfos populistas que, bajo el poncho de la retórica, tomaron el relevo en el arte de chulear y estafar a su gente.
Ahora vienen, buscando futuro, al sitio natural donde los trae la lengua que se les dio y la religión que se les impuso. Vienen a donde tienen derecho a venir, trayendo sangre nueva, ilusión, capacidad de trabajo, idas y coraje, con la determinación de quien no tiene nada que perder. Llegan como carne de cañón, a comerse los más duros trabajos de esta España con la que soñaron. Su error es creer que llegan a Europa. A un sitio que imaginaban civilizado, culto, con políticos decentes y valores respetables. Pero encuentran lo que hay: demagogia, picaresca y poca gana de currar. Y además, la crisis. Así, en cuanto espabilan, algunos se españolizan. Aprenden a mimetizarse con el entorno, a esforzarse lo justo. A ser lo groseros que en su tierra no fueron nunca. A despreciar a estos españoles maleducados que tanto aire se dan pese a ser una puñetera mierda, incapaces de valorar lo que tienen y lo que podrían tener.
Descubren también la clave mágica española: el victimismo. Aprenden pronto a explotar la mala conciencia y lo políticamente correcto, a montar pajarracas sabiendo que nadie va a negarles, como a los moros y los negros, el derecho a exigir incluso más de lo que exigen los propios españoles. En todo caso se les dará, no por sus méritos de trabajo, educación o cultura, que a menudo los tienen, sino por el qué dirán, por el no vayan a creer que soy racista, o lo que sea. Y a eso, algunos –no todos, pero no pocos– suman malas costumbres que traen de allí: la afición a ponerse hasta arriba de alcohol, a conducir mamado hasta las patas, y la tradicional bronca de fin de semana, tirando de arma blanca o de otro calibre; con ese orgullo valiente y peligroso del que hablaba antes, y que lo mismo puede ser una virtud que una desgracia, cuando no se maneja con cabeza. Y mientras, las autoridades que deberían acogerlos y educarlos, planificando para ellos una España futura, inevitable y necesaria, emplean su tiempo y nuestro dinero en contaminarlos de la sarna política al uso, adobada con la más infame demagogia. En atraerlos a su puerco negocio, halagándolos de manera bajuna y jugando con ellos al trile de los votos, sin que importen a nadie su pasado, su presente o su futuro. Haciendo lamentar, a los lúcidos, que la suya sea el español y no otra lengua que les permita irse a otro país que de verdad sea Europa
sábado, 24 de enero de 2009
Trabajo duro en un día de furia...
Una fotilla que resume mucho. Menuda jornada en el día del ciclón, eh compañeros? Sólo bomberos y policía en la calle. Y éramos cuatro gatos para tanta calamidad.
Y ha sido más noticia un empate del Villareal en no sé qué partido, que Martín, compañero de Burela. Perdiste la vida hoy en acto de servicio y has sido el último y lo último en las noticias, con un brevísimo comentario. Una puta anécdota, como siempre pasa con estas cosas. Retirando árboles de la carretera (como siempre sin medios) otro árbol te ha matado. Descansa en paz.
Y ha sido más noticia un empate del Villareal en no sé qué partido, que Martín, compañero de Burela. Perdiste la vida hoy en acto de servicio y has sido el último y lo último en las noticias, con un brevísimo comentario. Una puta anécdota, como siempre pasa con estas cosas. Retirando árboles de la carretera (como siempre sin medios) otro árbol te ha matado. Descansa en paz.
miércoles, 7 de enero de 2009
domingo, 4 de enero de 2009
Treinta y seis aguafiestas
Lo bonito del putiferio en el que, poco a poco, nos instalamos con toda naturalidad, es que las películas de Berlanga empiezan a ser, comparadas con el paisaje actual, versiones sosas de lo nuestro. Eso está bien, pues con algo hay que disfrutar antes de palmarla. Y los periódicos, y los telediarios, y tender la oreja al runrún de cada día, deparan momentos sublimes de juerga moruna. Dirán algunos que de ciertas cosas no hay que reírse, pues nada tan virtuoso como la indignación ante la injusticia o la estupidez. Pero uno acaba por asumir lo evidente. En España, la justicia, las virtudes y la indignación ajena importan un huevo de pato. Derechas, izquierdas, nacionalistas y demás oportunistas, ciudadanos de infantería incluidos, cada cual va a lo suyo. Impasible mientras no le toque. El héroe nacional no es don Quijote, sino don Tancredo. De manera que, como analgésico, a veces resulta útil atrincherarse en la risa. Reír, según la manera, es también un modo de ciscarse en su puta madre. En la de ellos –rellenen ustedes con nombres la línea de puntos– y en la de los incautos e imbéciles que los engordan.
La última es finísima. Buscando los restos de doce republicanos asesinados en el pueblo turolense de Singra, una asociación para la recuperación de la llamada memoria histórica desenterró hace más de un año, por error, treinta y seis cadáveres de soldados muertos durante la Guerra Civil, en la batalla de Teruel. Examinados los restos por un equipo de arqueólogos y forenses, y tras comprobar que allí nadie había sido fusilado, sino que todos eran hombres –muchos muy jóvenes– muertos en combate, los bienintencionados desenterradores no supieron qué hacer con tanto fiambre fuera de programa. De haber sido los doce republicanos asesinados, la historia habría salido redonda: homenaje a las víctimas, malvados nacionales y demás parafernalia. Incluso con soldados leales a la República, el asunto habría tenido por dónde agarrarse. Pero se daba la incómoda circunstancia de que los muertos, enterrados en fosa común en el mismo campo de batalla, pertenecían tanto al ejército nacional como al republicano. Eran de los dos bandos, mezclados en la barbarie de la guerra y la tragedia de la muerte. Españoles sepultados juntos, como debía y debe ser. Como lección y homenaje, deliberado o casual, de sus enemigos y compañeros. Así que imaginen el papelón. Nuestro gozo en un pozo, colega. Esto no hay quien lo venda al telediario. Treinta y seis aguafiestas jodiendo el invento.
Pero lo más fino es la solución. Tan de aquí, oigan. Tan española. Disimula, Manolo, y silba mirando para otro lado. Unas cajas de cartón, el alijo dentro, y los treinta y seis juegos de huesos depositados en las antiguas escuelas del pueblo. Guarden esto aquí un momento, háganme el favor, que vamos a comprar tabaco. Hasta hoy. Y mientras escribo esta página, los despojos llevan trece meses muertos de risa, metidos en las mismas cajas, sin que nadie se haga responsable. El alcalde de Singra, que es socialista, anda un poquito mosqueado, diciendo que no está bien tener ahí los huesos de cualquier manera; que cualquier día entran unos perros y se ponen ciegos mascando fémures de ex combatientes, y que los de la asociación desenterradora tendrían que hacerse cargo del asunto, comprar féretros y sepultar aquel circo como Dios manda. Y los otros, por su parte, llamándose a andana. Diciendo que, como no son los familiares que buscaban, pues que tampoco hay prisa, buen hombre. Ni se acaba el mundo ni nos corren moros, que decían los clásicos. La asociación es modesta, no está para muchos gastos, y ya se hará cargo cuando buenamente pueda. Si puede.
Y claro. Uno piensa que, por azares de la vida y de la Historia, quien pudo acabar en esa fosa tan alegremente abierta pudo ser mi tío paterno, el sargento republicano de diecinueve años Lorenzo Pérez-Reverte; o el alférez nacional Antonio Mingote Barrachina, que es la bondad en persona, con quien me siento cada jueves en la RAE; o el padre de mi compadre Juan Eslava Galán, que hizo media guerra en un bando y media guerra en otro. Y los imagino a todos ellos, o a otros como ellos, descansando tranquilos y a gusto desde hace setenta años en su fosa común de Singra o de donde sea, bien juntos y revueltos unos con otros, rojos y nacionales, tras haberse batido el cobre con saña cainita y mucho coraje, como Dios manda. Y en eso llega una panda de irresponsables, les pone los huesos al aire y los deja en cajas de cartón, porque en realidad buscaban a otros. Y las quejas, al maestro armero. E imagino sus chirigotas y carcajadas de caja a caja y de hueso a hueso. Fíjate, compañero. Memoria histórica, la llaman. Hay que joderse. ¿Sabrá un burro lo que es un pictolín? Triste y estúpida España, la nuestra. La de entonces y la de ahora. Por esta peña de
jueves, 1 de enero de 2009
sábado, 27 de diciembre de 2008
martes, 16 de diciembre de 2008
domingo, 14 de diciembre de 2008
Lo que debe saber un terrorista
Oído al parche, terrorista. O terroristo. A ti te lo digo, sí. Quítate un momento la capucha o la kufiya, tío. Lo que lleves puesto. Deja el cuchillo de degollar infieles, el Corán sin notas a pie de página, el teléfono móvil conectado a la mochila bomba, la pistola del tiro en la nuca, el coche trampa y las mentecatas obras completas de Sabino Arana que, encima, analfabeto como eres –hasta las cartas de extorsión las escribes con faltas de ortografía, colega–, no has abierto en tu vida. Deja todo eso un momento y atiende. Tengo unos bonitos consejos para regalarte por la patilla, a fin de que puedas ser un terrorista eficaz y prudente, de los que nunca caen en manos de la policía. En un país serio, esto me llevaría delante de un juez: colaboración con banda armada, apología del terrorismo o qué sé yo. Cualquier cosa lógica. Pero estamos en España, oyes. Nada de lo que voy a decir es cosa mía, sino tomado de los periódicos después de que altos responsables policiales larguen en la prensa con pelos y señales. Es de dominio público, vamos. Al alcance de cualquiera. Así que tú mismo, tronqui. Lee y aprende, porque parece mentira. No os enteráis. Los periódicos llevan años contándolo, y vosotros seguís dejándoos coger como capullos en flor.
Para empezar, ¿sabes por qué palmó Cheroqui, o Txeroki, o como se escriba? Entre otras cosas, porque los etarras usan cibercafés para comunicarse, y las fuerzas represoras del Estado fascista vigilan esos sitios. Por si no habías caído en la cuenta, lo señaló el ministro del Interior el otro día. Cibercafés, dijo. Con todas sus letras. Y la policía no es tonta. Ya sé que el nivel intelectual de los gudaris ha bajado mucho, y que los liberados, los legales, los kaleborroka y otros heroicos luchadores vascos y vascas seguirán acudiendo a esos sitios cual pardillos, a ponerse correos electrónicos como locos. Quien no da más de sí, no da más de sí. Pero en fin, tío. Por el ministro, que no quede. El que avisa, no es traidor.
Otro detalle, pringao: que no se te ocurra más, en tu terrorista y puta vida, llevar encima ordenador portátil ni lápiz de memoria con datos de la peña. ¿Vale? Tampoco robar un coche nuevo y ponerle una matrícula vieja: un Peugeot 207 con letras ZL canta la Traviata. Así que elige otras letras, porque si no te van a pillar seguro, como explicó amablemente el jefe de los txakurras a cuanto periodista se interesó por el detalle. Porque una cosa es el secreto policial y otra la transparencia informativa habitual en una democracia madura y diáfana como la nuestra. Ojito con eso. Ya sé que contar minuciosamente cómo y por qué se ha trincado a un terrorista es forma segura de alertar a otros para que no cometan el mismo error, pero qué se le va a hacer. Las policías extranjeras alucinan en colores con lo nuestro, pero aquí nos encogemos de hombros. No passssa nada, coleguis. Cuando se es referente moral y reserva ética de Occidente, como es el caso de España, nobleza obliga.
Podría contarte un montón de cosas más, terrorista de mis carnes. De este y otros episodios. De etarras patosos y de islamistas chapuceros. Explicarte por lo menudo cómo se los detecta, sigue, vigila y detiene mediante tal o cual instrumento, o porque cometen determinado error. Advertirte sobre cómo debes revisar los bajos de tu coche y localizar la chicharra que le pusieron, eludir el equipo direccional de sonido que graba tus propósitos, evitar aquella autopista porque tiene videovigilancia, no registrarte nunca con tu chica o chico en hoteles así o asá, olvidar tal cafetería, restaurante, carnicería islámica, bar, piso o sucursal bancaria. Pero no me necesitas. Tú mismo podrías, leyendo tres o cuatro periódicos, establecer la identidad del confite que se berreó a la madera sobre tu colega Gorka, o Edurne, o Mohamed, o Manolo. Porque ésa es otra. Hasta las identidades de infiltrados y chivatos salen a relucir, a veces con familia y domicilio incluidos, en este país donde acogerse a la condición de testigo protegido –y no digamos testigo a secas– es jugar a la ruleta rusa con seis balas en el tambor. Como para que colabore la Niña de la Venta. Aquí te venden a cambio de un minuto de telediario, y no sería la primera vez que confidentes o infiltrados tienen que abrirse a toda leche porque una llamada telefónica les advierte que, en media hora, el ministerio del Interior, el portavoz tal o cual, van a detallar ante la prensa hasta la talla de faja que usa la madre que los parió.
Resumiendo, chaval. En este país de cantamañanas no necesitas un manual titulado Lo que no debe hacer el perfecto terrorista. Basta con leer los periódicos. Pero, claro. Aquí la prensa tiene derecho a saber. Los ciudadanos tienen derecho a saber. Incluso los terroristas –ya te digo que España no es opaca, autoritaria y poco democrática como Gran Bretaña, Alemania o Francia– tienen derecho a saber. En consecuencia, saben. Y aun así, los trincan. Calcula el nivel, Maribel.
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